domingo, 28 de julio de 2013



Admiro la tranquilidad de un anciano al sentarse con todos sus años a contemplar el mundo, con la seguridad de que nada en su vida lo hizo renunciar a ella. 
Sutilmente se  transforma en luna.
la luna es anciana, el extremo opuesto del cálido amanecer, sus cráteres ahora habitan en el alma del anciano.
Sus ojos se hunden su barba crece, pero el no dice "Adiós".



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